Por Miguel Ángel Contreras Mauss
Coscomatepec, Ver.- En pleno centro histórico del municipio de Coscomatepec y con 68 años de experiencia, se encuentra el taller de talabartería de Darío Alberto Castro Flores. Es de las pocas personas que continúan con uno de los oficios más antiguos y tradicionales de la ciudad.
La talabartería es el arte de elaborar cualquier artículo en piel, desde monturas para caballo, chamarras, ropa, bolsos y zapatos. Él heredó el oficio de su padre, quien fundó hace más de 68 años la talabartería “La Guadalupana”.
Ésta es una empresa familiar que da empleo a 100 personas y que todavía es un arte para quienes elaboran complejos grabados a mano.
Años atrás únicamente se dedicaban a realizar monturas y utensilios para los jinetes, sin embargo, con el paso del tiempo y ante la escasez de los caballos se han venido modernizando y ahora fabrican desde cinturones, chalecos, carteras, lazos, calzado y monturas.
“Las artesanías y sillas de montar elaboradas a base de piel en La Guadalupana no solo se comercializan en la zona, sino que se llevan a los estados de Chiapas, Tabasco, Mérida”, presume mientras trabaja haciendo una montura.
Las piezas de cuero y piel se ven por todos lados. Algunos retazos, otras piezas en rollo, el material con el cual trabaja todos los días, en el lugar que es taller y casa al mismo tiempo.
Dice que los pedidos son variables, pues hay tiempos en los que sólo hace sillas tejanas, otras ocasiones hace albardones, o sillas charras. Mientras que en otra temporada hace sólo cinturones, no hay algo en especial.
Una silla de montar consta de 10 a 12 piezas, como son un par de bastos, enrriates, arciones (donde van los pies del jinete), asiento y cantines con sus bolsas. Además, el caballo porta un pecho petral y correones de espuela.
Para elaborar una montura se requieren 12 días en promedio. Los grabados, que se hacen a mano, demandan de 4 días completos e infinidad de herramientas, muchas creadas por el mismo artesano.
“Las monturas van desde los $500 pesos, pero hay vaqueras que se cotizan en $10 mil pesos. Otras más llegan a los $30 mil, aunque en algunos casos, el cliente compra una silla de montar de lujo, que puede alcanzar los $100 mil”, subraya.
Darío Alberto explica que todo su material lo Guadalajara o de Ocotlán en el estado de Oaxaca, pues ya sabe dónde están las peleterías “buenas”, y sabe que si no encuentra cierto material en una, puede ir a otra.
Jaime Rosas Mata, un joven artesano de Coscomatepec, lleva 23 años dedicándose a la elaboración de sillas de montar y lo aprendió de manos de Darío.
“Toda mi vida he hecho esto, lamento que en ocasiones no se dé realce al trabajo que se hace que es 100 por ciento artesanal a algunas personas les interesa aprender, a otros no”, refiere el artesano.